lunes, 31 de mayo de 2010

Costumbres

Comida.- Durante su estadía en la aldea semipermanente, el Ayoreo, por lo general, como tres veces al día: al despertarse con las primeras luces de la mañana, hacia las once y antes de anochecer. En sus recorridas por la selva suelen consumir ocasionalmente frutos y miel que encuentra.
La mayoría de los alimentos los come sin utensilios especiales. Constituye una excepción el garabatá que se consume mediante una espátula (porotadí), con lo que va extrayendo la pulpa harinosa del tubérculo. Cabe señalar que el porotadí no debe llevarse a la boca ya que destruiría la dentadura del infractor, por eso la pulpa debe ser aproximada a la boca con la mano.
De mucha importancia es el hecho de lavarse la boca después de haber comido carne. De no cumplir con esa prescripción antes del anochecer, el infractor enloquecerá como consecuencia de la visita del animal durante el sueño.

Vestimenta.- El vestido habitual se reduce en el hombre a un simple cubresexo; en la mujer a una pollera de cordeles trenzados. Ambos usan abarcas de cuero de tapir o de madera.
El cubresexo masculino (dyadyé) consiste en un pequeño conjunto de manojitos de cordeles y de plumas que cuelgan de un cordel atado alrededor de la cintura, de modo tal que el conjunto cubra los órganos genitales. Se usa desde el comienzo de la pubertad, es decir, a partir de los 12 años. En ocasiones todos lo cordeles son teñidos de color rojo. Es de observar que los Ayoreos no asocian con el pudor el uso del cubresexo, sino que lo consideran solo como un adorno.
La mujer comienza a usar la pollera aproximadamente a los 10 años de edad, coincidiendo con la menarca o algo antes. Esta prenda consiste en una pieza rectangular de cortes trenzados, a veces de varios colores que se dobla a la mitad y en el dobles se pasa un cordel que va atado a la cintura, las caderas y los muslos hasta cerca de la rodilla, pero es algo más corta la que usan las mujeres antes de contraer matrimonio.

Las abarcas de cuero de tapir se utilizan especialmente para caminar por la selva. Su forma es la de un trapecio alargado y se llevan con el extremo más ancho hacia adelante. Van sujetas al pie por medio de cuatro cordeles que atraviesan el cuero en las proximidades de los ángulos y están sujetos mediante un nudo ubicado en la superficie en contacto con el suelo. Dichos cordeles son atados al tobillo y se cruzan entre sí. Los anteriores pasan entre los espacios interdigitales.
Las abarcas de madera se utilizan en época de lluvia. Consisten en una suela de madera dura de forma trapezoidal alargada, ligeramente cóncava hacia abajo para mejor afirmase al suelo resbaladizo. Los cordeles se hallan dispuestos del mismo modo que los de las barcas de cuero, con la diferencia que cada uno de los nudos de sujeción queda ubicado en una pequeña depresión para evitar que se suelte con el roce.

Tocado: Tanto los varones como las mujeres eliminan cuidadosamente todo el pelo de la cara, incluidas las pestañas, pero el cabello lo dejan crecer libremente. Los hombres lo llevan atado hacia atrás en forma rígida coleta y las mujeres suelto. Los niños y niñas lo usan muy corto, para lo cual sus padres emplean como tijeras los trozos de hojalata afilados. En el caso de las viudas el cabello es cortado parcialmente para que el marido siguiente no muera pronto.

Música.- La principal y casi única manifestación musical de los Ayoreos es el canto acompañado rítmicamente por el sonajero de calabaza. Entre los diferentes tipos de cantos se distinguen los de guerra, destinados al embravecimiento del guerrero antes de emprender la expedición; los de alabanza, cantados generalmente por los viejos, destinados a relatar y ensalzar las hazañas de los guerreros; los de amor y melancolía, que expresan dichos sentimientos; los clánicos, cantados en ocasiones de la ceremonia del paragapidíy en la fiesta de Asohsná.
Los Ayoreos poseen solo tres instrumentos musicales: un areófono (silbato cuadrangular de madera), el zumbador de juguete y un idiófono. Este último es el único utilizado como acompañamiento en los cantos no terapéuticos, puesto que estos se cantan sin acompañamiento alguno.

Danza.- Curiosamente no existe entre los Ayoreos ninguna manifestación que pueda adscribirse propiamente a la danza, ya sea individual o colectiva. Se acercan algo al baile individual los movimientos rítmicos que el canto hace, estando de pie y sujetando en su mano izquierda una lanza cuyo regatón apoya en el suelo. Mediante estos movimientos, que consisten en un ligero balanceo hacia adelante con el cuerpo, el cantor acompaña el compás del sonajero y del canto.
Lo único que recuerda una danza colectiva es el paso rítmico que la partida de guerreros realiza alrededor del especio en el que se han abandonado las armas contaminadas después de la guerra o matanza. Este paso se realiza al compás de los cantos clánicos.

Mitología.- La mitología Ayoreo se caracteriza por una superabundancia de relatos, ya que todo ente natural o cultural tiene su origen y sentido en un mito particular y a veces en varios mitos paralelos. El esquema general del relato originario cosiste en la transformación de un nanibahái, es decir, un antepasado con figura humana o humanoide, en un ente actual, - ya sea por su propia voluntad o por la intervención de Dupáde, el sol (Gedé). También puede ocurrir- y ello es más frecuente en lo relativo al origen de los artefactos – que el nanibahái tuviera el objeto y lo otorgara posteriormente a los demás.

Poblamiento y vivienda.- Los Ayoreos establecen dos tipos de poblado: el campamento semipermanente o gidái y el campamento temporario. El primero es utilizado desde comienzos de la época de la siembra (agosto-septiembre) hasta el comienzo del eápi puyái (mayo). Está constituido por viviendas de tipo cupuliforme (forma de cúpula) dispuestas aproximadamente en círculo, en número variable según la cantidad de los integrantes del grupo local o gagé. Los miembros de la familia extensa (ogasuóde) tienden a permanecer juntos; hasta cuatro familias nucleares viven ya en una sola vivienda, ya en varias construidas una cerca de la otra. El campamento semipermanente se establece siempre en las proximidades de un curso de agua, ya sea una laguna, una poza o un manantial. En sus cercanías debe existir tierra apta para el cultivo, con la cual la unen una o varias sendas.

Economía: Los ayoreos dividen el ciclo anual en diferentes períodos, determinados y delimitados por hechos astronómicos o por otros. Dichos períodos no se suceden en serie lineal, sino que establecen en base a diferentes criterios. Desde el punto de vista mítico-religioso el ciclo anual se dividen en eápi-puyái (monte o mundo puyak) y eapi-uomi (mundo libre no puyák). El primero comprende los meses de mayo a agosto, y el segundo de septiembre a abril. El paso de eápi-puyái a eápi-uami está marcado por la fiesta del pájaro asohsná.
En este ciclo anual se sitúan las diferentes actividades de producción de alimentos. Durante los meses que corresponden a eápi-puyaí los ayoreos, convertidos en nómades, viven principalmente de la recolección, de la caza y las reservas agrícolas que han quedado de la última cosecha. Luego de la fiesta de asohsná, al comienzo de putaningái, se establece la aldea semipermanente que durará hasta abril, y se da a comienzo a las tareas agrícolas mientras continúan aquellas de recolección y caza. Al final de putaningái comienzan a cosecharse los primeros frutos de la chacra y los recursos agrícolas van aumentando paulatinamente en sekeré, hasta constituir prácticamente los únicos alimentos. En abril, al comenzar eápi-puyái, se abandona la aldea semipermanente y se reinicia así el ciclo económico anual.
El esquema siguiente sintetiza lo que se ha dicho y relaciona las distintas épocas del ciclo anual entre sí y con el ciclo económico.


Actividad económica principal.- Los ayoreos tienen como principal actividad económica, la agricultura, generalmente de autoconsumo, que en algunos casos se destina al trueque o la venta, los principales cultivos son el maíz, arroz, yuca, plátano, zapallo y fríjol. Desde la visión de este pueblo indígena la propiedad de la tierra es colectiva, pero el usufructo o provecho es individual: cada familia cultiva una chacra o lo hacen entre dos o tres familias emparentadas. El usufructo de tierras en forma comunal se da cuando intervienen instituciones foráneas con proyectos cooperativos.
La actividad agrícola, es combinada en determinadas épocas, con la venta de mano de obra y la extracción de madera (venta individual o comunales a terceros, convirtiéndose en actividades eventuales de subsistencia para los ayoreo.

La caza, es una actividad complementaria, no tiene el auge de anteriores épocas, porque depende de la ubicación de la comunidad en el monte o la pampa. Esto se debe a la presencia cada vez mayor de foráneos que no sólo ahuyentan a los animales sino realizan una caza indiscriminada.

Por otro lado, en estos últimos años la actividad artesanal ha cobrado importancia entre los grupos de mujeres que tejen bolsas de diferente tamaño basándose en fibras vegetales. Están hechas con vistosos diseños y esta labor se considera hoy, en otra fuente de obtención de recursos económicos.

Productos Comercializados: Maíz, yuca, plátano, zapallo, fríjol.

Organización social: El único estado adscripto al ayoreo – además del relacionamiento con su sexo y edad – es la jerarquía relativa del clan al que pertenece, si bien en la práctica ésta no se concentra en ventajas o roles de mayor importancia que otros, quedando más bien en un plano teórico. Los estados adquiridos durante la vida por obra del individuo son para hombres – en oreden jerárquico, pero no excluyente – asuté, daihsnái (shamán), conocedor de cantos terapéuticos y hombre hábil en algún menester (caza, agricultura, artesanía) en lo que hace a las mujeres se excluye el estado asuté y son más raras tanto la mujer shamán (daihsné) como las conocedoras de muchos cantos terapéuticos.
La organización básica de los ayoreos, por efectos de la aculturización, tiende al individualismo de la familia nuclear, aunque aún tiene vigencia la familia extensa matrilocal (hogasui), en la que la autoridad es ejercida por un jefe de familia (asuté). El asuté está relacionado casi necesariamente con una personalidad agresiva y es el que recibe la mayor consideración social. Le sigue inmediatamente el daihsnái.

Etnohistoria

Posteriormente al descubrimiento, el contacto con los españoles y los neoamericanosse dio a lo largo de tres ejes que, ya en época de la colonia, constituyeron las líneas de frontera de la civilización cristiana en el proceso de colonización del Chaco Boreal. El primero, al Norte, se situó en la frontera Sur del territorio de los gobiernos militares fronterizos de Mojos y de Chiquitos; el segundo, al Oeste, en la región pedemontana de las intendencias de Cochabamba, Charcas y Potosí. El tercero, al Este, correspondía con el curso del río Paraguay. En base a estos contactos comenzaron a conocerse los grupos indígenas que habitaban en el área ocupada actualmente por los Ayoreos. Esta, por ese entonces, se hallaba integrando al conjunto de etnias que posteriormente fueron reunidas por Hervas en la familia lingüística Zamuco.
Las informaciones procedentes de las fuentes que refieren los contactos con la zona pueden ordenarse en cuatro períodos: El primero incluye la información relativa a los contactos hasta 1691, época del comienzo de la catequesis jesuítica. El segundo, desde 1691 hasta 1767, corresponde al período en que se realizó dicha catequesis. El tercero, abarca desde esta última fecha hasta aproximadamente 1940, y el cuarto, desde 1940 hasta la actualidad.
Primer período (hasta 1691): Las fuentes más antiguas relativas al descubrimiento de los chiquitos (siglo XVI) no permiten afirmar con seguridad que ninguno de los grupos indígenas por ellas mencionados correspondan a alguna de las etnias Zamuco, si bien es posible que así fuera.
Segundo período (1691-1767): La fundación de la reducción de San Javier por el padre Pedro Arce en 1691 inicia el período de la catequización jesuítica de los grupos Zamuco. Esta empresa se realizó desde el Norte, concentrándose en la fundación de diferentes reducciones, entre ellas San José, donde el padre Bautista Zea concentró a un grupo de Morotoco. Siguieron varias tentativas de reducción, con distinto éxito desde Chiquitos hasta que en 1724 los jesuitas intentaron la aproximación misional desde el río Paraguay, fundando en sus proximidades la misión de San Ignacio de Zamuco. Esta tentativa fracasó a causa de los ataques de los guaycurú y por los conflictos entre los mismos zamuco, lo que determinó el abandono de San Ignacio y el desplazamiento de la población indígena hacia las misiones de San Juan Bautista, San José y San Ignacio, todas situadas en el territorio de Chiquitos. En el momento de la expulsión de los jesuitas, los diferentes grupos zamuco se hallaban reducidos en las misiones mencionadas y también en las de Santiago y Santo Corazón de Jesús.
Las fuentes jesuíticas de la época mencionan a un grupo grande de parcialidades comprendidas dentro de los zamuco, si bien son escasas las referencias a las características culturales de aquellas. Alguna de estas parcialidades tiene un nombre que recuerdan, fonética y semántica, a la lengua Ayoreo, tales como los cucurare y los caipoteráde. Los morotoco responden, por otra parte, a la denominación dada actualmente a los Ayoreos por los paraguayos. Finalmente, Fernández afirma que los morotoco y los zamuco tienen el mismo idioma y las mismas armas. Si bien no es posible, sobre la base de noticias escasas y vagas, llegar a una conclusión firme, lo dicho parece sugerir abiertamente que todos los antiguos zamucos conformaban una gran unidad étnica y lingüística y que en definitiva pocos se diferencian de los actuales Ayoreos. Estos debieron constituir entonces una o varias de las parcialidades zamuco, identificadas mediante los nombres propios de grupos locales en los que aún se dividen los Ayoreos.
La acción de los jesuitas no alcanzó a la totalidad de las parcialidades zamuco. Algunas de ellas permanecieron hostiles e independientes, como la que posteriormente fue conocida con el nombre de guarañoca. Es muy verosímil que estas parcialidades no reducidas, juntamente con los individuos y grupos que abandonaron las misiones jesuíticas luego de la expulsión de la Orden, hayan constituido, ya a fines del siglo XVIII, los inmediatos antecesores de los Ayoreos actuales.
Tercer período (1767-1940): Constituyen un verdadero hiatus en lo que a la información y a la etnohistoria de los Ayoreo-zamuco. La única fuente es D´Orbigny (1839) quien aclara que todos los grupos zamuco de entonces hablaban el mismo idioma, si bien se los diferenciaba localmente con el nombre de morotoco, zamuco, poturero y guarañoca. Esta noticia, 63 años después de la situación étnica propia de la época jesuítica, confirma plenamente la idea de una unidad étnica y lingüística de los zamuco-ayoreo, y la característica meramente local de las denominaciones de sus parcialidades. Si esta tesis es acertada podríamos admitir que hasta donde se remontan las noticias correspondientes la familia lingüística zamuco fue integrada por dos etnias: la de las denominadas de algunos de sus diferentes grupos indígenas circundantes – especialmente los chiquitos – como de los propios integrantes de la etnia, sin que las mismas tuvieran otro valor que la de gentilicios locales dentro de una uniformidad cultural y lingüística.
Cuarto período (1940 en adelante): Corresponden a la integración de los Ayoreos con la cultura neoamericana por obra de la catequesis de los misioneros católicos y protestantes. Esta acción se desarrolló desde tres diferentes direcciones. La primera y más importante tuvo como apoyo la línea de ferrocarril Santa Cruz-Puerto Suárez construida en la década del 40. La segunda a Colonia Filadelfia y Mariscal Estigarribia, y la tercera al río Paraguay a la altura de la ciudad brasileña de Porto Murtinho. Tomando como base la línea del ferrocarril actuaron los miembros de las misiones protestantes de New Tribes y de South American Indian Missions y en menor grado los padres franciscanos.
Los primeros tomando contacto con los Ayoreos en 1940 en las serranías de Sunsas. Acción que costó la vida de cinco de ellos que se acercaron desarmados a un grupo de Wecamitogoosóde, quienes les dieron muerte luego de un primer contacto amistoso. Posteriormente, superadas las grandes dificultades iniciales, los misioneros protestantes consiguieron establecer, a partir de 1948, las misiones de Tobité, Zapocó y Pozo Verde, y más recientemente, Puerto Paz. También fundaron ocasionalmente campamentos de acercamiento que luego fueron abandonados. En uno de ellos, sitio en Rincón del Tigre, se estableció posteriormente un grupo de misioneros letones procedentes de Brasil.
A partir de la línea del ferrocarril actuaron también los franciscanos, quienes consiguieron establecer la misión de Santa Teresita en las cercanías del pueblo Taperas, que desde 1957 en adelante ha sufrido varias alternativas de poblamiento y despoblamiento.
Posteriormente actuaron, en la zona de Roboré, los Hermanos Maristas y, más recientemente, los Pentecostales, estableciendo pequeñas reducciones.
Los misioneros de la organización New Tribes constituyeron la misión de Faro Moro, a unos 200 Km al noreste de Mariscal Estigarribia, donde consiguieron reducir a un considerable número de gidaizoosóde grupo no alcanzado por las acciones misioneras antes mencionadas. También actuó en el hábitat la misión salesiana de María Auxiliadora, en la que se asentó una parte del subgrupo meridional de los garaigoosóde.
Son pocos los Ayoreos que permanecen actualmente en la selva. Se trata de unos escasos grupos de gidaigoosóde, algunos de cuyos miembros, por otra parte, visitan temporariamente las misiones de Santa Teresita, María Auxiliadora y Faro Moro y luego regresan a su hábitat selvático.
Más recientemente se establecieron grupos silvestres gidaigoosóde en Santa Teresita, Tobité y Puesto Paz. Además de las mencionadas misiones, existe el puesto misional Ayoré en las cercanías de la frontera oeste de Bolivia con el Paraguay, distante unos 200 Km de Charagua, en el departamento de Santa Cruz. Finalmente, una pequeña localidad denominada Madrecitas, a unos 80 Km al noreste de Santa Cruz de la Sierra, puede ser considerada misión semipermanente a cargo de un fraile franciscano que atiende indígenas ayoreo que paran en el lugar.
En cuanto a los grupos establecidos en las misiones, existe una tendencia a la fusión en el mismo lugar de varios grupos locales. Así en Pozo Verde conviven diekedenhaigoosóde y wecamitogoosóde, y en Tobité nupedoigoosóde juntamente con varias otras parcialidades locales. Este hecho, junto con la gran movilidad de los ayoreo, que pasan de una a otra misión, además de la migración temporal o permanente en los centros urbanos del oriente boliviano, anuncia la próxima desintegración del grupo y su asimilación a la cultura criolla de la zona.

Idioma

Los Ayoreos vienen de la familia lingüística Zamuco. La familia de lenguas zamuco o zamucanas es un conjunto de lenguas indígenas de América habladas en Paraguay y Bolivia. Actualmente consiste en 2 lenguas, el ayoreo y el chamacoco o ïsïrï.

Población

El pueblo de los Ayoreos tiene una población total de 1701 habitantes.

Ubicación

Se agrupan en diez comunidades en Bolivia (Zapocó, Poza verde, Puesto Paz, Guidai Ichai, Santa Teresita, Tobita, Urucú, Motacú, Rincón del Tigre, Belén) en las provincias Germán Busch y Chiquitos del Departamento de Santa Cruz.