lunes, 31 de mayo de 2010

Etnohistoria

Posteriormente al descubrimiento, el contacto con los españoles y los neoamericanosse dio a lo largo de tres ejes que, ya en época de la colonia, constituyeron las líneas de frontera de la civilización cristiana en el proceso de colonización del Chaco Boreal. El primero, al Norte, se situó en la frontera Sur del territorio de los gobiernos militares fronterizos de Mojos y de Chiquitos; el segundo, al Oeste, en la región pedemontana de las intendencias de Cochabamba, Charcas y Potosí. El tercero, al Este, correspondía con el curso del río Paraguay. En base a estos contactos comenzaron a conocerse los grupos indígenas que habitaban en el área ocupada actualmente por los Ayoreos. Esta, por ese entonces, se hallaba integrando al conjunto de etnias que posteriormente fueron reunidas por Hervas en la familia lingüística Zamuco.
Las informaciones procedentes de las fuentes que refieren los contactos con la zona pueden ordenarse en cuatro períodos: El primero incluye la información relativa a los contactos hasta 1691, época del comienzo de la catequesis jesuítica. El segundo, desde 1691 hasta 1767, corresponde al período en que se realizó dicha catequesis. El tercero, abarca desde esta última fecha hasta aproximadamente 1940, y el cuarto, desde 1940 hasta la actualidad.
Primer período (hasta 1691): Las fuentes más antiguas relativas al descubrimiento de los chiquitos (siglo XVI) no permiten afirmar con seguridad que ninguno de los grupos indígenas por ellas mencionados correspondan a alguna de las etnias Zamuco, si bien es posible que así fuera.
Segundo período (1691-1767): La fundación de la reducción de San Javier por el padre Pedro Arce en 1691 inicia el período de la catequización jesuítica de los grupos Zamuco. Esta empresa se realizó desde el Norte, concentrándose en la fundación de diferentes reducciones, entre ellas San José, donde el padre Bautista Zea concentró a un grupo de Morotoco. Siguieron varias tentativas de reducción, con distinto éxito desde Chiquitos hasta que en 1724 los jesuitas intentaron la aproximación misional desde el río Paraguay, fundando en sus proximidades la misión de San Ignacio de Zamuco. Esta tentativa fracasó a causa de los ataques de los guaycurú y por los conflictos entre los mismos zamuco, lo que determinó el abandono de San Ignacio y el desplazamiento de la población indígena hacia las misiones de San Juan Bautista, San José y San Ignacio, todas situadas en el territorio de Chiquitos. En el momento de la expulsión de los jesuitas, los diferentes grupos zamuco se hallaban reducidos en las misiones mencionadas y también en las de Santiago y Santo Corazón de Jesús.
Las fuentes jesuíticas de la época mencionan a un grupo grande de parcialidades comprendidas dentro de los zamuco, si bien son escasas las referencias a las características culturales de aquellas. Alguna de estas parcialidades tiene un nombre que recuerdan, fonética y semántica, a la lengua Ayoreo, tales como los cucurare y los caipoteráde. Los morotoco responden, por otra parte, a la denominación dada actualmente a los Ayoreos por los paraguayos. Finalmente, Fernández afirma que los morotoco y los zamuco tienen el mismo idioma y las mismas armas. Si bien no es posible, sobre la base de noticias escasas y vagas, llegar a una conclusión firme, lo dicho parece sugerir abiertamente que todos los antiguos zamucos conformaban una gran unidad étnica y lingüística y que en definitiva pocos se diferencian de los actuales Ayoreos. Estos debieron constituir entonces una o varias de las parcialidades zamuco, identificadas mediante los nombres propios de grupos locales en los que aún se dividen los Ayoreos.
La acción de los jesuitas no alcanzó a la totalidad de las parcialidades zamuco. Algunas de ellas permanecieron hostiles e independientes, como la que posteriormente fue conocida con el nombre de guarañoca. Es muy verosímil que estas parcialidades no reducidas, juntamente con los individuos y grupos que abandonaron las misiones jesuíticas luego de la expulsión de la Orden, hayan constituido, ya a fines del siglo XVIII, los inmediatos antecesores de los Ayoreos actuales.
Tercer período (1767-1940): Constituyen un verdadero hiatus en lo que a la información y a la etnohistoria de los Ayoreo-zamuco. La única fuente es D´Orbigny (1839) quien aclara que todos los grupos zamuco de entonces hablaban el mismo idioma, si bien se los diferenciaba localmente con el nombre de morotoco, zamuco, poturero y guarañoca. Esta noticia, 63 años después de la situación étnica propia de la época jesuítica, confirma plenamente la idea de una unidad étnica y lingüística de los zamuco-ayoreo, y la característica meramente local de las denominaciones de sus parcialidades. Si esta tesis es acertada podríamos admitir que hasta donde se remontan las noticias correspondientes la familia lingüística zamuco fue integrada por dos etnias: la de las denominadas de algunos de sus diferentes grupos indígenas circundantes – especialmente los chiquitos – como de los propios integrantes de la etnia, sin que las mismas tuvieran otro valor que la de gentilicios locales dentro de una uniformidad cultural y lingüística.
Cuarto período (1940 en adelante): Corresponden a la integración de los Ayoreos con la cultura neoamericana por obra de la catequesis de los misioneros católicos y protestantes. Esta acción se desarrolló desde tres diferentes direcciones. La primera y más importante tuvo como apoyo la línea de ferrocarril Santa Cruz-Puerto Suárez construida en la década del 40. La segunda a Colonia Filadelfia y Mariscal Estigarribia, y la tercera al río Paraguay a la altura de la ciudad brasileña de Porto Murtinho. Tomando como base la línea del ferrocarril actuaron los miembros de las misiones protestantes de New Tribes y de South American Indian Missions y en menor grado los padres franciscanos.
Los primeros tomando contacto con los Ayoreos en 1940 en las serranías de Sunsas. Acción que costó la vida de cinco de ellos que se acercaron desarmados a un grupo de Wecamitogoosóde, quienes les dieron muerte luego de un primer contacto amistoso. Posteriormente, superadas las grandes dificultades iniciales, los misioneros protestantes consiguieron establecer, a partir de 1948, las misiones de Tobité, Zapocó y Pozo Verde, y más recientemente, Puerto Paz. También fundaron ocasionalmente campamentos de acercamiento que luego fueron abandonados. En uno de ellos, sitio en Rincón del Tigre, se estableció posteriormente un grupo de misioneros letones procedentes de Brasil.
A partir de la línea del ferrocarril actuaron también los franciscanos, quienes consiguieron establecer la misión de Santa Teresita en las cercanías del pueblo Taperas, que desde 1957 en adelante ha sufrido varias alternativas de poblamiento y despoblamiento.
Posteriormente actuaron, en la zona de Roboré, los Hermanos Maristas y, más recientemente, los Pentecostales, estableciendo pequeñas reducciones.
Los misioneros de la organización New Tribes constituyeron la misión de Faro Moro, a unos 200 Km al noreste de Mariscal Estigarribia, donde consiguieron reducir a un considerable número de gidaizoosóde grupo no alcanzado por las acciones misioneras antes mencionadas. También actuó en el hábitat la misión salesiana de María Auxiliadora, en la que se asentó una parte del subgrupo meridional de los garaigoosóde.
Son pocos los Ayoreos que permanecen actualmente en la selva. Se trata de unos escasos grupos de gidaigoosóde, algunos de cuyos miembros, por otra parte, visitan temporariamente las misiones de Santa Teresita, María Auxiliadora y Faro Moro y luego regresan a su hábitat selvático.
Más recientemente se establecieron grupos silvestres gidaigoosóde en Santa Teresita, Tobité y Puesto Paz. Además de las mencionadas misiones, existe el puesto misional Ayoré en las cercanías de la frontera oeste de Bolivia con el Paraguay, distante unos 200 Km de Charagua, en el departamento de Santa Cruz. Finalmente, una pequeña localidad denominada Madrecitas, a unos 80 Km al noreste de Santa Cruz de la Sierra, puede ser considerada misión semipermanente a cargo de un fraile franciscano que atiende indígenas ayoreo que paran en el lugar.
En cuanto a los grupos establecidos en las misiones, existe una tendencia a la fusión en el mismo lugar de varios grupos locales. Así en Pozo Verde conviven diekedenhaigoosóde y wecamitogoosóde, y en Tobité nupedoigoosóde juntamente con varias otras parcialidades locales. Este hecho, junto con la gran movilidad de los ayoreo, que pasan de una a otra misión, además de la migración temporal o permanente en los centros urbanos del oriente boliviano, anuncia la próxima desintegración del grupo y su asimilación a la cultura criolla de la zona.

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